España y Marruecos no están condenados a entenderse como durante demasiado tiempo se había afirmado. Por el contrario, nuestros dos países, nuestros dos reinos, vecinos por la geografía, estamos llamados a mantener unas privilegiadas relaciones mutuas de buena vecindad, de fructífera cooperación como auténticos amigos.
Basta echar una ojeada a la historia para darnos cuenta de que nuestras relaciones son estratégicas, es decir, que no pueden ni deben verse afectadas por tacticismos de la coyuntura del momento.
El progreso, el bienestar, la estabilidad y la seguridad de Marruecos lo son también necesarios para España.
Riesgos y amenazas como las del terrorismo internacional, la masiva inmigración irregular, el tráfico de drogas, entre otras muchas cuestiones, no pueden ser combatidos eficazmente ni por España ni por la Unión Europea sin el presupuesto de un Marruecos con estabilidad institucional.
Esta estabilidad institucional la garantiza en Marruecos la Monarquía alauí encarnada en el rey Mohamed VI, al igual que en España la garantiza y la encarna el Rey Don Felipe VI como antes lo hizo Don Juan Carlos.
A su vez, la espléndida relación de confianza y amistad entre ambas monarquías es una garantía sólida del mantenimiento de nuestra relación bilateral por lo que en una fecha señalada como la de hoy, en la que Marruecos conmemora el vigésimo aniversario de la coronación de Mohamed VI en el marco de la tradicional Fiesta del Trono, me permito brindar por el Rey de Marruecos y el Rey de España, a los que deseo larga vida.
Noticia del Periódico La Razón
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