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DOCENCIA Y COMPROMISO. FERMÍN REQUENA DÍAZ (1893-1973): UN PRECEDENTE PARA LA HISTORIA DE LA EDUCACIÓN SOCIAL

 

Manuel Hijano del Río

 Dpto. de Teoría e Historia de la Educación

Universidad de Málaga

1. Algunos datos cronológicos

Fermín Requena Díaz nació en Higuera de la Sierra (Huelva) el 7 julio de 1893 y falleció en Antequera el 18 de diciembre de 1973. Cursó sus estudios primarios en la escuela pública de la villa natal obteniendo la medalla de oro de la provincia y diploma en las “Grandes fiestas de la enseñanza”, organizadas en septiembre de 1905. Cursó Magisterio elemental en la Escuela Normal de Huelva, siendo interno en el Colegio Contemporáneo. Realizó sus estudios de magisterio superior en la Escuela Normal de Sevilla.

En las primeras oposiciones que pudo concurrir por su edad, celebradas en el Rectorado de Sevilla en 1915, obtuvo plaza en Algeciras, de la que tomó posesión en agosto de 1916, ciudad de la que sería nombrado Cronista Oficial en 1923. Allí, además de publicar sus primeras obras de poesía, recibió un homenaje de la ciudad encabezado por el Alcalde y el Inspector de primera enseñanza el 4 de junio de 1918(1). En el año 1920, en virtud de una permuta, pasó a Melilla, de cuya escuela se tomó posesión el 10 de diciembre. Los motivos económicos estaban detrás de esta decisión. El complemento que recibían los maestro destinados en el Protectorado, unido a los escasos vínculos que le unían a la ciudad campo gibraltareña, ayudaron a tomar esta decisión.

Tras la guerra civil, es desposeído de su plaza en Melilla y es trasladado de nuevo forzosamente a Algeciras en septiembre de 1940. Su pasado intelectual y político, unido a sus actuaciones culturales y educativas a favor del pueblo melillense, fueron razones suficientes para ser apartado a una escuela primaria. Esta situación se mantuvo hasta octubre de 1947 se traslada a Antequera, donde obtiene una escuela con vivienda para el maestro. En esa ciudad se jubila por su edad el 7 de julio de 1963. Tenía Fermín Requena setenta años.

Diplomado en Árabe por la Escuela Oficial de Melilla en 1925(2), se halla en posesión de la “Cruz de Alfonso X el Sabio”, “Cruz del Mérito Militar de 1ª Clase con distintivo blanco”,

clip_image001(1) Reseña del acto en: Labaro hispano, La Crónica (Aracena), La Voz del Pueblo, Patria (Córdoba),

Comercio, de esos días.

(2) Reseña del acto de entrega del diploma en El Profeta, 15 de febrero de 1925. El tribunal estuvo compuesto por el Segundo Jefe del Estado Mayor, teniente coronel Alfredo Guedea, los vocales el director de la Academia, Sr. Vilá y los profesores el capitán de Infantería, Cándido López Castillejo, intérprete del centro, Francisco Marín e intérprete de oficinas Antonio Iglesias.

concedido en 1924 por la Junta de Arbitrios de Melilla en unión a otros periodistas de la ciudad (3).

En 1965 fue nombrado miembro correspondiente de la Academia Internacional de Letras, Ciencias y Artes de Nápoles y, tres años más tarde, se incorporó al cordobés Instituto de Estudios Califales de Córdoba(4), presidido por Rafael Castejón y Martínez de Arizala. Con anterioridad, había sido nombrado miembros de la Real Academia de Declamación, Música y Buenas Letras de Málaga (13 de diciembre de 1918), de la Academia Sevillana de Buenas Letras (3 de marzo de 1956), la de S. Fernando de Cádiz (26 de febrero de 1958) y la de S. Telmo de Málaga (17 de julio de 1965), así como de la de Genealogía y Heráldica de Cuba (16 de diciembre de 1958).

Su muerte el 18 de diciembre de 1973 se acompañó de numerosos reconocimientos de pésame en la prensa andaluza. Desde Isla Cristina, donde Antonio Álvarez Ruiz escribiría de Fermín:

“Un gran hombre, un maestro en todo el sentido de su proyección ontogénica y dinámica; ochenta años de regalo de vida a la vida misma, nos dejaba en aquel momento, rubricando con firma de la más auténtica dignidad, la integridad de su misión cumplida”(5).

2. Por una educación intercultural

Requena puede considerarse, por un lado, como un crítico de la situación escolar en Melilla y, por otro, verdadero promotor de una educación intercultural en el Protectorado, lugar donde su compromiso social y educativo fue más notorio. En esta ciudad -Melilla- estaría como maestro durante veinte intensísimos años. Así, en el apartado puramente cuantitativo, aunque reconoce un número elevado de escuelas, en comparación con localidades parecidas en población a otras de la península, sin embargo, debido a una distribución anómala no cumplen las expectativas. Había, en 1927, aún barrios enteros sin escuelas públicas, como

clip_image001[1](3) El Telegrama del Rif, 7 de diciembre de 1924.

(4) ABC, 11 de marzo de 1965, Ideal, 11 de enero de 1968 y Patria, 25 de junio de 1966.

(5) ALVAREZ RUIZ, A., “Don Fermín Requena Díaz”, La Higuerita, 18 de febrero de 1974. Otros ejemplos: “Sentimiento por el fallecimiento de Don Fermín Requena”, Ideal, 20 de diciembre de 1973; “Letras de luto”, El Sol de Antequera, 23 de diciembre de 1973; RIVERA AVALOS, J.J., “In memoriam. Don Fermín Requena Díaz”, ABC, 27 de diciembre de 1973; “Ha muerto Fermín Requena”, La Higuerita, 31 de diciembre de 1973; “Ha muerto Fermín Requena Díaz”, Area, 6 de enero de 1974; BENITEZ DE CASTRO, M., “Ha muerto un gran onubense”, La Higuerita, 7 de enero de 1974; Córdoba, 8 de enero de 1974; PERALTE, F., “Fermín Requena”, Ideal, 10 de enero de 1974, p. 9; LARA, J. M. de, “Se nos fue Don Fermín Requena Díaz, decano de los poetas onubenses”, Odiel, 13 de enero de 1974; PERALTE, F., “Fermín Requena”, Odiel, 22 de enero de 1974; VALDEMUSA, M. de, “Ha muerto Fermín Requena”, ABC, 31 de enero de 1974; VALLECILLO RUIZ, J. “A la memoria de Requena, otro poeta andaluz”, Odiel, 31 de enero de 1974. Este mismo artículo se publica en Sol de España, 23 de enero de 1974; LINDE GOMEZ, R. de la, “En el primer aniversario de la muerte de un poeta”, El Sol de Antequera, 22 de diciembre de 1974.

por ejemplo, los del Zoco Reina Regente, Príncipe y Cabrerizas, mientras que otros, como

Ataque Seco dispone de trece escuelas de niños, niñas y párvulos.

Defendía lo que denominaba un “arreglo escolar” que supusiera una reordenación de los centros, de tal modo, que todas las zonas dispusieran, al menos, de un grupo escolar con niños, niñas y párvulos. Efectivamente, barrios como el ya citado de Ataque Seco, junto a Reina Victoria, Pueblo Real y General Arizón ya disponían de grupos completos, mientras que el Hipódromo carecía de escuelas de párvulos, el barrio Obrero e Industrial sólo de niños, de niñas en el de Batería J., mientras que carecían de escuelas los del Polígono, Matelete, Alcazaba, Príncipe, Cabrerizas y Zoco Reina Regente.

Por ejemplo, consideraba que en el Barrio del Real, y según la Ley de Instrucción Pública de 1857, le correspondían en 1931 cinco escuelas de cada sexo. Por tanto, faltaban cuatro -dos cada sexo-. Pese a ello, consideraba que las existentes tenían locales “bien ventilados”, bien dotadas de recursos modernos, amplias y con “profesorado competente”. Es decir, “pueden servir como modelos a las instaladas en muchas capitales de España”(6).

También se convierte en un defensor de la extensión de todo tipo de enseñanzas en el Protectorado, por lo que considerará beneficioso para la ciudad la proyectada creación de una Escuela Técnica con los cursos preparatorios de Farmacia, Medicina, Derecho, los peritajes, y Escuela de Náutica. También cree necesaria la llegada de estudios para practicantes de Medicina, Farmacia y Matrona en el futuro Hospital Civil(7).

Fermín Requena trabaja en la escuela de primaria de niños del Barrio del General Arizón o del Tesorillo, creada en 1926, tras dos años de obras(8). Un barrio que ya desde 1913 aumenta considerablemente su población y, por consiguiente, sus demandas educativas.

Denuncia, en 1923, el incumplimiento de la ley de 23 de junio de 1909 acerca de la obligatoriedad de la enseñanza primaria, para lo cual solicita la apertura de nuevas escuelas que él cifra en cien. Mientras tanto, Melilla, asegura, cuenta con sólo ocho escuelas nacionales de niños, cuatro de niñas y cuatro de párvulos, además de las “veintitantas” privadas, algunas de ellas, graduadas. Defiende el perfeccionamiento del profesorado, premiando "convenientemente" sus esfuerzos, así como cuidar la higiene de los locales:

“pero mientras puede lograrse que el Estado cree algunas de las muchas que hacen falta, no debemos permanecer inactivos, y es necesario procurar que las existentes rindan el mayor fruto en su labor civilizadora”(9).

clip_image001[2](6) REQUENA DIAZ, F., “Por los barrios melillenses. El populoso y simpático del Real”, Vida Marroquí, 8 de marzo de 1931, p. 9. Para este tema del arreglo escolar, se elabora un estudio que se entregó al Inspector de primera enseñanza de Melilla. Vida Marroquí, 10 de mayo de 1931, p. 6

(7) “La enseñanza en Melilla”, El Profeta, 22 de abril de 1923.

(8) OSUNA BENAVENTE, P.G., Educación y sociedad en Melilla durante el primer tercio del siglo XX, Melilla, Consejería de Cultura de la Ciudad Autónoma de Melilla, 2000, p. 60.

(9) REQUENA DIAZ, F., “La enseñanza en Melilla”, El Profeta, 17 de junio de 1923.

Esta necesidad de escuelas en determinadas zonas melillenses la sufre directamente. Es el caso de las protestas del Barrio del Real donde la única escuela existente no puede recoger a la enorme demanda. Así, a pesar de que en la legislación se cifra en sesenta el número máximo de estudiantes por clase, Requena matricula para el curso 1923-24 hasta setenta, elaborando una lista de espera de cincuenta alumnos. La situación en ese barrio es especialmente conflictiva en el caso de los niños, ya que frente a las tres maestras de niñas y dos de párvulos, sólo hay un maestro para la escuela masculina(10).

En 1924, la Junta de Arbitrios consciente de esta escasez, impulsa la creación de diecisiete escuelas de primaria y párvulos que empiezan a funcionar al año siguiente(11). La creación de estos centros educativos debe de entenderse dentro de la iniciativa colonizadora iniciada años antes en todo el Protectorado. Con la construcción de más de doscientos kilómetros de carreteras, casi cien de ferrocarril, se abren escuelas en Nador, graduadas en Tetuán, se dotan de material las escuelas coránicas y las hispano-árabes, entre otras medidas(12).

Otro asunto a abordar en estos primeros años de la pacificación del Protectorado, y que también defiende Fermín Requena, es la transformación de algunas escuelas de párvulos en escuelas de niñas. Éstas últimas son muy numerosas, mientras que de niñas el número era mucho menor y las niñas que entraban en una escuela de párvulos en ocasiones no encontraba plaza en una de primaria en su barrio, lo que dificultaba “grandemente la gran labor pedagógica encomendada a ambas (escuelas) y cuyos resultados dependen del más racional engranaje y práctica y acertada distribución”(13).

Fermín Requena estuvo a favor a lo largo de una extensa serie de artículos publicados en la revista “Vida Marroquí”, de los siguientes puntos en materia educativa(14):

– En primer lugar y en general, considera positiva el número de escuelas existentes en Melilla. Considera que Luis Bello debió viajar a esta ciudad para observar un ejemplo de lo que tiene que hacer el gobierno en esta materia. Así, se valora positivamente las actuaciones del General García Aldave, presidente de la Junta de Arbitrios en 1922 que consigue dar los primeros pasos, que fueron seguidos por Jorge Palanca. En total, se pasa de dieciséis escuelas en 1921 a cuarenta y nueve en 1930. Se han creado grupos escolares en el Real, Ataque Seco, Triana, General Arizón, Reina Regente, General Sanjurjo, e Industrial.

clip_image001[3](10) “La enseñanza en el Barrio del Real”, El Profeta, 23 de septiembre de 1923.

(11) OSUNA BENAVENTE, P.G., op.cit., p. 59.

12 SALAS LARRAZABAL, R., El Protectorado de España en Marruecos, Madrid, Mapfre, 1992, p. 138.

(13) REQUENA DIAZ, F., “Hace falta un arreglo escolar”, Vida Marroquí, 3 de julio de 1927, p. 1.

(14) REQUENA DIAZ, F., “Lo que queda por hacer en Marruecos y Colonias”, Vida Marroquí, 23 de enero de 1927, p. 1; REQUENA DIAZ, F., “La enseñanza en nuestra zona”, Vida Marroquí, 31 de julio de 1927, p. 1; REQUENA DIAZ, F., “Debemos crear en Tánger una escuela nacional”, Vida Marroquí, 21 de agosto de 1927, p. 1; REQUENA DIAZ, F., “En Tánger debe crearse una buena escuela española”, Vida Marroquí, 27 de noviembre de 1927, p. 1 y REQUENA DIAZ, F., “La enseñanza en Melilla”, Vida Marroquí, 12 de octubre de 1930, p. 6.

– Dentro de esta dinámica o espíritu constructivo que en todo momento orienta las críticas y opiniones de Fermín Requena, también encontramos escritos en los que ensalza, como docente, valores y momentos históricos que luego van a ser denostados también por él. Es decir, la crítica no se hace por puros motivos ideológicos, de obediencia partidista, sino en función de los datos más próximos a la realidad y reconociendo virtudes y denunciando deficiencias. Sólo así se puede entender que su firma figure en un escrito favorable a la Dictadura de Primo de Rivera en 1928. Se trata de una carta dirigida al dictador por todos los maestros melillenses en la que se habla del General como “héroe” que “supo detener la decadencia de España”. Luchando contra los que querían “amortiguar” los dos grandes referentes de este país -la Monarquía y la Religión-, consiguió “lucir el brío de la Raza en los campos de batalla y en el progreso de sus fuentes de riqueza” (15)

– Valoración y dignificación de los docentes melillenses. A ellos se les encargaría la dirección de las escuelas marroquíes y, por tanto, su labor es muy significativa para la pacificación del Protectorado. Es necesario que estos docentes sean o hayan sido seleccionados adecuadamente a través de oposición, y que pasen al Escalafón de derechos libres del Ministerio de Instrucción Pública, con fecha de posesión en la fecha del pase, y sueldo de tres mil pesetas. Los que no tengan oposición, pasarán al Escalafón de derechos limitados. Unos y otros gozarían de la gratificación del cien por cien por residencia. Reivindicaba una mejora salarial de los maestros. Así, en su revista “Vida Marroquí” inserta anuncios en los que compara el sueldo de los maestros con los de los sargentos, brigadas, guardia civil, guardia de asalto o guardia de Seguridad. El del docente era el último(16).

– Creación de escuelas hispano-árabes e hispano-hebreas de primera categoría en Tetuán, Larache, Alcázar, Arcila, Xauen, Nador y Villa Sanjurjo, que serían regidas por los mismos maestros. Las plazas de nueva creación serían cubiertas por oposición, dándose preferencia a los que hablen el árabe o el chelja. Las árabes contarán con un ayudante nativo encargado de la enseñanza del Corán y en las hebreas habrá otro ayudante que se hará responsable de la formación religiosa

– Escuelas españolas e hispano-árabes en los poblados de cierta importancia, como

Río Martín, Malalieu, Zeluán, Segangan, Zaio, Monte Arruit, Cabo de Agua, Targuist, etc.

– Creación de escuelas hispano-árabes en todas las cábilas o agrupación de cábilas de importancia, para que los niños aprendan el español, estando a su cargo personal con preparación pedagógica suficiente, dotados del visado de la inspección y con el certificado de aptitud expedido por los maestros de la zona. Para ello, resulta imprescindible buscar la colaboración de los mandos de las cábilas para obtener la mayor participación posible de los nativos. Ya en 1926 Requena era partidario de desarmar las cabilas e iniciar una acción política, iniciándose la construcción de carreteras, fomento de la agricultura, obras públicas, el

clip_image001[4](15) “Los maestros melillenses y el general Primo de Rivera”, Vida Marroquí, 29 de abril de 1928, p. 5. La respuesta de esta carta aparece publicada en Vida Marroquí, 6 de mayo de 1928, p. 6.

(16) Vida Marroquí, 14 de abril de 1934, p. 7.

camino directo entre Melilla y Alhucemas y una nueva administración acorde a la situación política(17).

– Crear dos inspecciones de enseñanza. Una para la zona oriental del Protectorado (con residencia en Melilla o Villa Sanjurjo) y otra para la occidental (situada en Larache). Recomienda Requena que estos cargos se saquen a concurso entre los docentes de Melilla con más de cinco años de permanencia y con título normal o superior, para asegurar su dominio del árabe. Aplaudió, de todas formas, la creación de la plaza de Inspector de enseñanza en Marruecos en 1926, lo que suponía, a su juicio, el interés del gobierno por esta zona. Sin embargo, solicita que el titular sea alguien que conozca el árabe para que “pueda conocer a fondo la propagación de los ideales antiespañoles, poniendo el más eficaz remedio, antes de que el daño causado pudiera ser, por su amplitud de fatídicas consecuencias”(18).

– Pese a encontrarse fuera del Protectorado, Requena defiende la apertura de una escuela pública española -un grupo escolar graduado- en Tánger(19). La numerosa colonia española, el españolismo de sus costumbres, exigen este centro, tal como lo hacían ya otras potencias colonizadoras, “fomentando así, sobre todos los intereses, los intereses culturales, principalísima base de nuevos y prósperos desenvolvimientos de índoles comercial y política”. Las escuelas hasta ahora existentes son todas particulares y no abarcan los dos sexos, ni se encuentra en un edificio adecuado, ni tampoco toda la primaria. Mientras tanto, franceses e italianos ya mantenían escuelas nuevas. Al frente de dicho grupo escolar se podrían encontrar “jóvenes profesores, llenos de fe y de entusiasmo, pletóricos de optimismo por la causa española, que al llegar a la ciudad deseada, trabajen, luchen y se desvivan para hacer predominar, entre todos nuestra cultura y nuestra civilización”.

Sin embargo, estas escuelas no debían dejarse en manos de los indígenas, a la vista de lo sucedido en Filipinas, donde las escuelas sirvieron para la propagación de ideas contrarias a España. En todo caso, los maestros españoles podrán contar con ayudantes nativos(20).

Otra de las reivindicaciones lideradas por Fermín durante su etapa melillense es la creación de un centro superior -Medarsa lo denomina- del cual dependiera los asuntos educativos del Protectorado. Al reconocer esta ciudad como una plaza de soberanía, junto a Ceuta, tiene como responsabilidad y posibilidad de erigirse en foco para “irradiar, forzosamente, toda acción, ya política o ya guerrera, encaminada a la consecución de

clip_image002(17) REQUENA DIAZ, F., “Tras la acción armada, la acción política”, Vida Marroquí, 30 de mayo de 1926, p. 1.

18 REQUENA DIAZ, F., “La enseñanza en nuestro protectorado”, Vida Marroquí, 17 de octubre de 1926, p. 1.

(19) Fermín Requena también defendió en sus artículos la incorporación de Tánger al Protectorado. Por ejemplo: REQUENA DIAZ, F., “El final de una campaña”, Vida Marroquí, 20 de noviembre de 1927, p.1.

(20) REQUENA DIAZ, F., “La enseñanza en nuestra zona”, Vida Marroquí, 31 de julio de 1927, p. 1.

cualquier fin de nacional conveniencia”(21). Y, al final de la propuesta, se añade de nuevo la idea que subyace en el pensamiento educativo de Requena Díaz:

“Si hemos de aparecer ante nuestros protegidos altamente capacitados para ejercitar la alta función a nosotros encomendada, no solamente debemos mostrarle nuestro poder militar -sobradamente de ellos conocido- sino también, en todas las formas y por todos los medios, la acción cultural de nuestra civilización, los productos de nuestra industria, las ventajas de nuestro comercio, y así, de una manera metódica y ordenada, ir infiltrando en sus fantásticos cerebros orientales, el despertar bioros de una raza hispano-africana o africano- española, raza que yace dormida pero no muerta, y que al despertar al conjuro mágico de sus componentes, asombrará nuevamente al mundo, como en la época gloriosa del Califato Cordobés” (22).

Esta Medarsa estaría constituida por escuelas en todas las cábilas y regida por un grupo escogido de profesorado musulmán, a cuyo frente figuraría un profesor español. De igual forma, como inspector propone una persona competente y conocedora de la psicología del marroquí, de su historia y de su religión. Y para explicar mejor su proposición, pone el ejemplo de lo que no debe hacerse: la Escuela General y Técnica de Melilla, en cuyo centro no figuran ningún árabe como profesor, a pesar de que existan materias tales como árabe, Chelja y Derecho Musulmán.

Hemos descubierto un “libro de texto” escrito por Requena compuesto de quince cuartillas cosidas por el lomo, sobre la “Geografía de la zona de Marruecos”, en las que a través de diez lecciones se hace un repaso de los accidentes geográficos más importantes del Protectorado. Este libro es premiado por un jurado compuesto por los centros hispano marroquíes de Melilla. Efectivamente, Fermín Requena consigue la “Medalla de Plata del Africanismo Español” en el concurso celebrado por los Centros Comerciales Hispanos Marroquíes en marzo de 1929, y gracias a su trabajo titulado “Geografía de la Zona española de Marruecos” (23). Este concurso tenía como objetivo premiar tres obras de carácter didáctico para el uso en las escuelas públicas: uno de Historia de España en Marruecos desde 1904 a 1927, otro sobre Geografía y el último sobre Artes y Oficios indígenas en el Protectorado. Requena, en esta convocatoria, es el único galardonado, al declararse desiertos los premios de Artes e Historia.

Tras la defensa de la situación educativa en Melilla está, sin duda, la búsqueda de la pacificación y conquista cultural del Protectorado. Así, Requena escribe en 1927 que en ese año el problema militar se podría dar por concluido y, a partir de entonces, comenzaba una nueva era de progreso y paz para todas las culturas presentes en Melilla. En definitiva, la “verdadera labor de protectorado”(24). Una convivencia pacífica, tolerante al igual que sucedió

clip_image001[5](21) REQUENA DIAZ, F., “Melilla; faro de cultura”, El Profeta, 21 de octubre de 1923.

(22) Id.

(23) “Distinción a nuestro Director”, Vida Marroquí, 17 de marzo de 1929, p. 7.

(24) REQUENA DIAZ, F., “España y Marruecos”, Vida Marroquí, 9 de enero de 1927, p. 1.

en “los tiempos imborrables del Califato cordobés”. Es lo que en un artículo de Requena define como de la dominación a la colonización(25).

Tampoco rechaza la posibilidad de pensionar alumnos para que asistan a universidades del extranjero, como por ejemplo la Universidad hebrea del Monte de Scopus en Jerusalén. Defiende la integración de las poblaciones musulmanas y judías, creando de este modo un “Marruecos mejor y más apto para las modernas normas de la vida internacional”. Buscando la integración de las culturas por medio de la educación se conseguirá la pacificación “moral” del Protectorado(26). Ideas que caminan junto al intento de Benumeya de buscar un nuevo modo de colonización radicalmente distinto al instaurado por las grandes potencias europeas: “por nuestra personalidad meridional estamos junto al filipino y al árabe, no contra el filipino y el árabe”(27).

3. La Historia como medio para la integración

Fermín Requena escribió durante su fecunda trayectoria varios libros sobre el pasado árabe de Andalucía. Ciudades tales como Antequera, Archidona, Huelva, Málaga, Algeciras y Ronda, tienen obras publicadas en las que Requena hace un estudio minucioso de este periodo histórico. Por lo general, son repasos con grandes dosis de rigor historicista combinado con una prosa literaria que agiliza su lectura y la hace más cercana al denominado gran público. Se trata, por tanto, de una parte de su bibliografía que cuida el tratamiento de la Historia acudiendo a fuentes documentales fiables, y que luego es transmitida al lector de la forma más amena posible.

El primero de esta serie de libros está dedicado a Algeciras. En cuarenta y siete páginas trata acerca de “Algeciras durante el periodo de la dominación musulmana” (28) y está publicado en 1921 en Melilla, pero dedicado al Ayuntamiento algecireño por su nombramiento como “cronista de la ciudad”. Se trata, por tanto, de la Historia de Algeciras en el periodo agareno. Defiende el autor, como idea más novedosa, que los árabes penetraron en la península a través de esta ciudad en 711 y no por Tarifa. A partir de ahí, estudia los periodos del Emirato, Emirato independiente, el Califato, el Principado independiente que gozó la ciudad durante 23 años (entre 1035 y 1058). Igualmente, se relata la vida del algecireño Almanzor. El libro se cierra con la conquista de la ciudad por Alfonso XI en 1344, y la posterior conquista de Mohamed V de Granada en 1370.

Algeciras y su pasado islámico sería tratado de nuevo en otra obra en la que detalla, en 1956, el paso del Estrecho de las tropas árabes. Las circunstancias que rodearon esta conquista y las consecuencias que para Algeciras tuvo la misma: convertirse en el primer

clip_image001[6](25) REQUENA DIAZ, F., “Tras la dominación, la colonización”, Vida Marroquí, 24 de julio de 1927, p. 1.

(26) GIL BENUMEYA, R., “La Escuela árabe”, Vida Marroquí, 8 de diciembre de 1929, p. 1.

(27) GIL BENUMEYA, R., “La hora de España”, Vida Marroquí, 29 de diciembre de 1929, p. 1.

(28) REQUENA DIAZ, F., Algeciras durante el periodo de dominación musulmana. Algunos apuntes históricos, Melilla, Artes Gráficas Postal Exprés, 1921.

puerto de Al-Andalus(29). A partir de esta obra, siguieron varias que tienen una serie de asuntos comunes y que podríamos resumir en los siguientes apartados: la llegada de los árabes a la Península Ibérica, la expansión musulmana por el territorio, Al-Andalus como parte del ser andaluz y el uso del concepto de "conquista" cristiana en vez de "reconquista".

También, como ocurre con Algeciras, Requena, cuando llega a Melilla, se convierte en un especialista de su pasado.

En "El Profeta", revista dirigida por él, se incluyen una serie de artículos que, con el título genérico “Crónicas marroquíes”, Fermín Requena estudia breve, pero pormenorizadamente, acontecimientos históricos destacados de la historia de Melilla. Así, la serie de artículos comienza con un relato de las colaboraciones con el ejército español de “moros adictos” liderados por el Chej Sidi Aomar Ben-Mohamet Ben Abd-el-Lah, quien sintiendo “correr por sus venas la sangre andaluza de sus antepasados” (30), reclutaba soldados árabes para participar en diversas conquistas, como Harduf, Gurugú, Taxuda, Iguerman, etc..

La segunda aportación en este capítulo son las hazañas bélicas de El Bachir Ben- Sennah entre 1903 y 1912. Su nombramiento como Alto Comisario, sus conquistas durante el reinado del Rogui, entre otras. La serie de artículos sobre la Historia del Protectorado continúa con la historia de Muley Hafid, monarca marroquí impuesto por los adversarios de Abd-el-Aziz y reconocido por los países occidentales el 5 de enero de 1909. Muley, que hasta entonces compartió la monarquía de Marruecos con su opositor, mantuvo excelentes relaciones con las autoridades españolas, consintiendo y legitimando la presencia española y francesa en su país. Fue precisamente Muley Hafid quien firmó el tratado del Protectorado el

30 de marzo de 1912 ante la comisión francesa presidida por Regnaut. Tras la revuelta de los askaris en Fez, delegó su reinado en su hermano Muley Yusef(31).

Seguidor del holandés Reniero P. Dozy, del que llega a decir que era el “autor de más autoridad en asuntos arábigos”(32), considera la llegada de los árabes a la península como resultado del llamamiento de sus “hermanos andaluces” y no como producto de una conquista puramente militar(33).

Cree que tras la llegada de los árabes a la península, la “fusión” entre dos pueblos semejantes fue rápida: “podemos afirmar que fue asiento (Andalucía) su suelo de la más

clip_image001[7](29) REQUENA, F., Muhammad y al-Qasim, “amires” de Algeciras, Antequera, Tip. S. Nicolás de Bari,1956.

(30) REQUENA DIAZ, F., “Los amigos de España”, El Profeta, 8 de abril de 1923.

(31) REQUENA DIAZ, F., “Crónicas marroquíes. La estrella de Muley Hafid”, El Profeta, 29 de abril de 1923.

(32) REQUENA DIAZ, F., Algeciras durante el periodo de dominación musulmana. Algunos apuntes históricos, Melilla, Artes Gráficas Postal Exprés, 1921, p. 19.

(33) Un detallado relato de los acontecimientos del paso del Estrecho de las tropas musulmanas, en

REQUENA, F., Muhammad y al-Qasim, “amires” de Algeciras, Antequera, Tip. S. Nicolás de Bari, 1956.

escogida aristocracia árabe, tanto medinense como de la Meca, perteneciendo a esta última los Omniadas u Omeyas”(34).

En efecto, tras la unión íbero-bereber e íbero-andaluza propiciada por la llegada de la tropa de Tarik, a continuación se produjo una segunda asimilación proveniente de los aristócratas de la Meca y medinenses que huían del asalto de su ciudad tras la batalla de Harra. Éstos lo hicieron de la mano de los 18.000 soldados de Muza:

“Hemos visto como el pueblo árabe que invadió la península, pertenecía a la más rancia aristocracia del Profeta; yemenita, y en su mayoría, medinés.

Y de la fusión de esta raza libre, inteligente e imaginativa, con la andaluza de ambos lados del Estrecho (íbero insular e íbero-bereber) brotó la nueva raza andaluza, creadora de un Estado, de una Cultura y de una Civilización” (35)

Unión que se propicia desde el momento en que los musulmanes convierten a los “siervos visigodos” en propietarios de “cortijos y heredades, mejorando bastante su situación”. Se respeta la organización municipal hispano-romana y los esclavos, si se convierten al islamismo, consiguen en muchos casos la libertad. Se respetan los cultos de cristianos, pero dependiendo tanto del Metropolitano de Sevilla, como del episcopado malacitano(36).

A lo largo de todos estos trabajos que Requena identifica Al-Andalus con Andalucía. Ensalza este periodo como fundamento del genio andaluz: tolerante y universal:

“Todo ello dio lugar a que la población fuera, poco a poco, nuevamente poblándose con bastante de los que huyeron ante el temor a los invasores, y otros muchos llegados desde África, no engrosando las filas de los guerreros, sino siguiendo el camino de los aventureros y comerciantes que caminaban a retaguardia de las fuerzas de ocupación. Y, árabes y beréberes, mozárabes y muladíes convivieron bajo el sol andaluz en estas tierras ubérrimas de promisión y ensueño”(37).

Así, incluso terminológicamente une ambos nombres en varias ocasiones(38), y apuesta por la construcción del “Aiduatain”, es decir, las dos orillas: Marruecos y Andalucía(39). Escribe obras con el intento de acercar ambos territorios, como es su “Nazaritas y africanos. Relaciones entre el Reino de Granada y el Norte de África”(40).

clip_image001[8](34) REQUENA DIAZ, F., Del Marruecos Andaluz, Melilla, Agrupación Liberalista de Melilla, 1935, p. 14.

(35) REQUENA DIAZ, F., “Nuestra zona de Protectorado: árabes y bereberes”, Vida Marroquí, 20 de junio de 1935, pp. 6-7.

(36) REQUENA DIAZ, F., Madina Raya, Antequera, Gráficas S. Rafael, 1957, pp. 18-19.

(37) REQUENA DIAZ, F., Ibíd., pp. 19-20.

(38) Por ejemplo, en REQUENA DIAZ, F., El emirato malagueño de los BeniHafsun, Antequera, Gráficas

S. Rafael, 1960, p. 9.

(39) REQUENA DIAZ, F., Madina Raya, Antequera, Gráficas S. Rafael, 1957, p. 28.

(40) REQUENA DIAZ, F., Nazaritas y africanos. Relaciones entre el Reino de Granada y el Norte de

África. Antequera, Gráficas S. Rafael, 1958.

Igualmente, la conquista cristiana es detallada pormenorizadamente en estos libros como luchas o sitios cruentos, en donde las fuerzas castellanas demuestran, por lo general, falta de predisposición a llegar a acuerdos que evitaran luchas fraticidas. Por ejemplo, Fermín Requena hace de Antequera un estudio de estas conquistas de ciudades de Al-Andalus, donde el autor ensalza en numerosas ocasiones la resistencia de los sitiados “andaluces” antequeranos: “Vana resultó en este día, 27 de junio, la furiosa acometida castellana, que se estrelló sobre los valerosos pechos andaluces”(41). Y lamenta con claros epítetos la cruel conquista de la ciudad:

"¡Triste 16 de septiembre para las fuerzas agarenas, y feliz y risueño para las huestes cristianas! Tomada al asalto la ciudad y entregada a todos los horrores del saqueo, sobre los lindos y sólidos torreones que durante cerca de setecientos años vieron tremolar orgullosos las banderas y estandartes de los Omniadas, andaluces de Ben Hafsum, edrisitas, almohades, almorávides y granadinos, ondearon victoriosos los pendones de Santiago y San Isidoro, así como las banderas de los Concejos y ricos-homes, al par que los nuevos conquistadores se repartían el preciado botín”(42).

Tras la llegada de las tropas cristianas, se acabó el esplendor de las ciudades andaluzas estudiadas. Una muestra de ello lo encontramos en Algeciras:

“Conquistada nuestra ciudad por las tropas de Alfonso XI de Castilla, después de un duro sitio que duró veinte meses, se eclipsó para ella todas las glorias históricas, cual si estas hubiesen marchado tras las banderas de la Media Luna. Algeciras no volvió más a su antiguo esplendor”(43).

Los reyes católicos, “reyes europeos dentro de Iberia”, consiguen dar el “golpe de gracia a la Cultura andaluza”. Auto de Fe de Cisneros con las mejores bibliotecas de la corte de Alhamar, expulsión de los moriscos -algunos historiadores contabilizan hasta un millón “de andaluces que fueron arrojados de sus tierras”-. El posterior reparto de las tierras entre los cuatro señoritos -”falsos andaluces hoy”- dando lugar al latifundismo: “pero se terminaba la conquista de Andalucía, para comenzar, poco más tarde, la desmembración de España”(44).

En su pensamiento arabista también se producirá la identificación entre Andalucía y Marruecos. Argumento que luego utilizará para defender, desde una postura nacionalista andaluza, un Estatuto de Autonomía que contemplase ambos países. Así, defiende que los marroquíes son más andaluces que mogrebinos tanto en su música, como en sus leyes, costumbres, poesía, historia… Por ello, Andalucía, añade Fermín Requena, nunca llegará a ser europea. Y pone un ejemplo de nuestra historia: la llegada de los árabes a la península ibérica:

clip_image001[9](41) REQUENA DIAZ, F., Madina Antakira, Antequera, El Siglo XX, 1953, p. 101.

(42) REQUENA DIAZ, F., Ibíd., p. 103.

(43) REQUENA DIAZ, F., Algeciras durante el periodo de dominación musulmana. Algunos apuntes históricos, Melilla, Artes Gráficas Postal Exprés, 1921, p. 45.

(44) REQUENA DIAZ, F., “Nuestra zona de Protectorado: los moros andaluces”, Vida Marroquí, 30 de junio de 1935, pp. 6-7.

“Pero si Andalucía pudo someterse a Roma, -por cuanto tenía de Grecia- no así había de hacerlo con los bárbaros del Rhin, y con sus sucesores los godos de Recaredo. Y por ello, en la rota del Barbate, el pueblo íbero-andaluz se abraza nuevamente con su hermano íbero- bereber, terminando en poco tiempo con lo europeo, planta exótica, que no podía entonces, como no puede hoy tampoco, crecer lozana y fragante en estas nuestras cálidas tierras del Sur”(45).

Para apoyar aún más esta identificación entre ambos territorios, en una serie de artículos defendió lo andaluz de localidades del Norte de África. A modo de relatos de viajeros, Requena recorre prácticamente todas las ciudades de Marruecos y sus artículos se publican en la prensa melillense. Un ejemplo fue el viaje a Fez, de la que escribe, con admiración:

“Y al llegar cerca de la ciudad, pasando por las alturas de Bab-el Fetoh, en nuestro barrio de ‘La Andalucía’, nuestra vista se extiende por la blancura inmaculada de esta sultana agarena, que parece contar, mimosamente, a sus hermanas de Marruecos, las cosas y las gracias de sus otras hermanas andaluzas”(46).

Pero donde quizás todo su pensamiento arabista se pone en orden, con claridad y por escrito es en el momento que pronuncia una conferencia en la Casa de España de Villa Alhucemas con motivo de la conmemoración del primer aniversario de la República, el 14 de abril de 1934. Conferencia que es publicada en su integridad en varios números de “Vida Marroquí”(47). Con el título de “Entre España y Marruecos, Andalucía”, Requena comienza su exposición asegurando que España es un “mosaico de razas” fruto de las múltiples invasiones sufridas: íberos, celtas, fenicios, griegos y los árabes a los que los andaluces “abren sus puertas, fraternalmente (…) fundiéndose con el mismo, para hacer brotar la civilización más grande y más poderosa que pudieron ver los siglos”. Paralelamente comienza lo que denomina la “lucha entre dos civilizaciones”, la norteña europea que inicia la conquista “¡y no la Reconquista!” por medio de “federaciones” de los reinos cristianos, los cuales conservan sus fueros y “libertades”.

Una vez revisada la Historia de España, comienza con Andalucía. Un territorio que posee un genio propio, como Grecia y Roma, y una cultura propia. Ambos -genio y cultura- se revuelven ante las imposiciones godas o de los vándalos. Y Marruecos forma parte de esa Andalucía. El Estrecho era el puente de unión entre ambas orillas, que convertían en hermanos a los habitantes de esas zonas: “los andaluces y los musulmanes marroquíes,

clip_image001[10](45) REQUENA DIAZ, F., “Nuestra Zona de Protectorado. Lo que significa para España y para

Andalucía”, Vida Marroquí, enero 1936, p. 1.

(46) REQUENA DIAZ, F., “Temas marroquíes. Hacia Fez, la andaluza”, Vida Marroquí, 21 de junio de

1936, p. 4. Igualmente, escribe de Nador: REQUENA DIAZ, F., “Nador”, Vida Marroquí, 12 de enero de

1930, p. 27.

(47) Concretamente, la conferencia se publica en varias partes: 26 de abril, 6 y 16 de mayo de 1934.

somos hermanos”. En definitiva, piensa que “España, solamente por Andalucía podrá penetrar en el alma de Marruecos”(48).

En términos generales, podemos observar una clara coincidencia de estos planteamientos con los manifestados en esos años por el ideólogo del andalucismo, Blas Infante. Incluso, el mismo Requena se incluyó en 1921 en la “legión de jóvenes regionalistas andaluces, que con una incansable labor vienen desenterrando vivamente la gloriosa Historia de la Andalucía musulmana”(49). Y más tarde, en 1972, Requena incluiría Ideal Andaluz de Infante entre la bibliografía consultada y las notas a pie de página de su obra La Huelva de los Bakries(50).

Otro personaje contemporáneo a Fermín Requena con el que se puede demostrar una clara vinculación es con Rodolfo Gil Benumeya(51). Al igual que nuestro biografiado, Benumeya pertenece a esa corriente intelectual e ideológica del africanismo andaluz que defendió lo que algún autor ha definido como “marroquismo”. Es decir, la búsqueda de una política de hermanamiento entre ambas orillas del Estrecho: Andalucía y Marruecos, por los claros lazos históricos y culturales existentes. Defendiendo la existencia del Protectorado para así incorporar sus “hijos” a España, incluso pretendió crear, como Requena, una medersa en la que se imparta la enseñanza española a los “musulmanes andaluces”.

En este plano de coincidencias, hemos de mencionar también hasta las obras escritas por Benumeya, como “Marruecos Andaluz” (52), publicada ocho años después que Requena hiciese lo mismo con el libro de parecido título: “Del Marruecos Andaluz”. En esa obra, Benumeya, además de explicar los vínculos históricos, étnicos y geográficos entre Andalucía

clip_image002[1](48) Existen diversos artículos de Requena que abordan esta temática a través de los pueblos: uno de ellos, REQUENA DIAZ, F., “Alajar”, Vida Marroquí, 26 de agosto de 1934, p. 5.

(49) REQUENA DIAZ, F., Algeciras durante el periodo de dominación musulmana. Algunos apuntes históricos, Melilla, Artes Gráficas Postal Exprés, 1921, p. 20. Sobre este tema: HIJANO DEL RIO, M., “Al-Andalus y el Centro de Estudios Andaluces”, Boletín del Centro de Estudios Históricos de Andalucía, (12) septiembre-octubre 1997; INIESTA COULLAUT-VALERA, E., Al-Andalus en Blas Infante, Madrid, Pliegos de Encuentro Islamo-Cristiano, 1998 y LINERO LOBATO, M. y RUIZ ROMERO, M., “Síntesis de Al-Andalus en Blas Infante”, Actas del VI Congreso sobre el Andalucismo Histórico, Sevilla, Fundación Blas Infante, 1995, pp. 201-216.

(50) REQUENA DIAZ, F., La Huelva de los Bakries, Antequera, Gráficas S. Rafael, 1972, p. 15.

(51) Sobre este historiador y arabista: LOPEZ ENAMORADO, M., “La mirada del otro: la visión del africanismo español (el Gil Benumeya de los años veinte”, en ZAMORA ACOSTA, E. y MAYA ALVAREZ, P., (ed.) Relaciones interétnicas y multiculturalidad en el Mediterráneo Occidental, Melilla, V Centenario de Melilla, 1998, pp. 261-278.

(52) GIL BENUMEYA, R., Marruecos Andaluz, Madrid, Ed. de la Vicesecretaría de Educación Popular, 1943. Rodolfo Gil Benumeya fue un asiduo colaborador de la revista “Vida Marroquí”. Unos cuantos de esos artículos son: “Tetuán, Ciudad Suprema”, Vida Marroquí, 24 de junio de 1928, p. 1; “Andalucismo. El Mediodía vacío”, Vida Marroquí, 27 de abril de 1930, p. 1.; “Andalucismo. El Mediodía vacío II”, Vida Marroquí, 4 de mayo de 1930, p. 1; “Andalucismo. El Mediodía vacío III”, Vida Marroquí, 11 de mayo de 1930, p. 1; “La Arquitectura Andaluza en la Edad Media”, Vida Marroquí, 25 de mayo de 1930, p. 1; “La Arquitectura Andaluza en la Edad Media II”, Vida Marroquí, 1 de junio de 1930; “La Arquitectura Andaluza en la Edad Media III”, Vida Marroquí, 8 de junio de 1930, p. 1; “La Arquitectura Andaluza en la Edad Media IV”, Vida Marroquí, 15 de junio de 1930, p. 1; “La Arquitectura Andaluza en la Edad Media V”, Vida Marroquí, 22 de junio de 1930, p. 1; “Turismo. Tetuán, ciudad suprema”, Vida Marroquí,13 de julio de 1930, p.1; “España árabe y sefardí”, Vida Marroquí, 25 de octubre de 1931, p. 5.

y Marruecos, también se hace una breve reseña del andalucismo de Infante, del que se asegura que cometió el error de acoger entre los suyos a personas hebreas. Judíos con los que era difícil la integración: “el cristiano podía hacerse moro o el moro cristiano; pero ser judío había que nacer en esa raza. Este error de bulto fue la ruina de aquel regionalismo, eco romántico de una Andalucía irreal”(53). Afirmaciones que contradicen lo escrito años antes, donde ensalzaba las bondades del andalucismo como ideología no excluyente: “El andalucismo es una fraternal religión étnica que intenta la reconstrucción de una España andaluza desbordando sobre la costa africana, sustituyendo a la limitada y triste España carpetovetónica”(54).

Efectivamente, Requena defiende a lo largo de sus escritos y luego lo encontramos también en los manifiestos de la Agrupación Liberalista Andaluza de Melilla, la estrecha vinculación con Andalucía de los judíos residentes en Marruecos. Su expulsión en 1492 por los Reyes Católicos y la insurrección del Arrabal obligaron a un buen número de andaluces hebreos cruzar el Estrecho. Por ello, aún se sigue añorando por ellos el Andalus donde ocuparon una posición social privilegiada(55).

4. El periodista Fermín Requena

Una de las tareas que sobresale de la trayectoria vital de Fermín Requena es la de periodista. La fundación, dirección y colaboración de este personaje en la prensa andaluza y melillense fue fecunda a lo largo de toda su vida. Actuaciones tales como la creación de empresas novedosas acompañado por amigos, colaboraciones literarias en los periódicos de más prestigio de Andalucía, junto a miembro fundador de la Asociación de la Prensa de Melilla en febrero de 1934(56), son algunas de las actividades más importantes.

Ya desde su primer destino como maestro en Algeciras, ya dirige “Labaro Hispano”, en el que se reseñan semanalmente los acontecimientos políticos, sociales y culturales relacionados con esta ciudad. Además, como periodista, es corresponsal de diversos periódicos andaluces, como por ejemplo “Ecos de Ronda” (redactor en Algeciras, 1917), “El Calpense” (corresponsal de guerra, 1921).

Pero fueron dos las publicaciones más importantes de toda su trayectoria: El Profeta y

Vida Marroquí.

clip_image001[11](53) GIL BENUMEYA, R., op.cit., p. 203.

(54) GIL BENUMEYA, R., Mediodía. Introducción a la Historia Andaluza, Madrid, Compañía Ibero- Americana de Publicaciones, S.A., p. 19.

(55) REQUENA DIAZ, F., “Nuestra Zona de Protectorado. Los hebreos españoles”, Vida Marroquí, 7 de julio de 1935, pp. 6-7.

(56) En el archivo particular de Fermín Requena Díaz, se encuentra el “título de socio fundador” de la Asociación de la Prensa de Melilla firmado el 8 de febrero de 1934.

4.1 El Profeta

Esta experiencia en la dirección de un periódico de Fermín Requena nace el 8 de abril de 1923 en Melilla con el nombre de “El Profeta”. Se trata de una revista semanal que aparecía todos los domingos y que se mantiene hasta el 28 de junio de 1925. Según el editorial de su primer número, “El Profeta” nace con el objetivo de ofrecer una visión no política de Melilla:

“Elevémonos por sobre la inmunda charca pestilente de la política y pongamos la vista fija en un solo ideal… ¡Melilla! Separémonos del materialismo mercantil y comercial, que sin otro rumbo que el del egoísmo y sin otro ídolo que el BECERRO DE ORO, busca en vano programa entre los restos dispersos de políticos fracasados, y caigamos gloriosamente, conjurándonos para defenderla, en los brazos e nuestra madre… ¡Melilla! (57).

Desde su redacción se intenta, como se dice más adelante, luchar por los derechos de los melillenses, más allá de militancias partidistas, de unir las dos “razas” presentes en el Protectorado: la cristiana y la musulmana.

La revista “El Profeta” servirá también de cobertura para esa actuación “civilizadora”: “Tras el bravo y aguerrido ejército de nuestra España, que vierte generosamente su

sangre en estos estériles peñascos africanos, debe seguir, forzosamente, el segundo ejército

de los obreros de la inteligencia y del estudio, para hacer ver al pueblo protegido las grandezas culturales del pueblo protector. Y por ello mismo, desde las plazas españolas enclavadas en territorio africano, debe irradiar, soberanamente, los destellos de nuestra civilización”(58).

Esta es una idea que se mantuvo constante en el pensamiento de Fermín Requena. De tal forma que la necesidad de una actuación “civil” tras la militar, que supusiese inversiones en el campo de la educación y la agricultura, principalmente, la irá repitiendo a lo largo de sus años de estancia en Melilla. Así, resulta de especial agrado la frase pronunciada por Alfonso XIII en su viaje a esta ciudad en 1928: “He venido esta vez con militares, volveré con ingenieros”(59).

Nuestro protagonista figura en los primeros números como uno de “los que hacen El Profeta”, tal como se asegura en la primera página del tercer ejemplar (29 de abril de 1923), pero es en julio de ese mismo año cuando en un pie de foto se apunta: “El Capitán Villalba, el Bachir Ben-Sennah, el Marqués de Aracena, el Coronel Riquelme, el infortunado Idris Ben- Said y nuestro director D. Fermín Requena, en la casa del Bachir, días antes de la liberación de los prisioneros de Axdir” (60). De este modo logramos aclarar el papel de Requena en la

clip_image001[12](57) “Con la vista en alto”, El Profeta, 8 de abril de 1923.

(58) “Nuestro certamen literario”, El Profeta, 12 de octubre de 1924.

(59) REQUENA DIAZ, F., “La labor de un año”, Vida Marroquí, 8 de enero de 1928, p. 1.

(60) El Profeta, 8 de julio de 1923.

revista, ya que en ningún momento figura en la publicación ningún tipo de Consejo de Redacción o similar. Definitivamente, el cuadro de personajes melillenses al frente de la revista queda como sigue:

Director: Fermín Requena Díaz Redactor jefe: Joaquín Sánchez Pagán Redactor administrador: Rosendo Requena

Redactores: Emilio Somoza Méndez, José Jaime Gallardo, Francisco González y

Alfonso Pina Gutiérrez.

Redactores gráficos: Francisco Rodríguez Fernández y Diego Mullor(61).

Con “El Profeta” se conforma un grupo de personajes concienciados por la realidad política, social, cultural y económica de Melilla y que giran alrededor de Fermín Requena: Jaime Tur y Mary, periodista y director de “La Gaceta de Melilla”, el impresor Joaquín Sánchez Pagán, entre otros.

La revista es un medio de información de la comunidad del Protectorado, tal como se titula en la portada: “Revista melillense y de nuestro protectorado en África” y a ella se van a asomar multitud de temas, desde la información deportiva, hasta la situación de las escuelas melillenses o la situación política del país. Tampoco podemos olvidar la labor de denuncia de asuntos locales, como por ejemplo el funcionamiento del depósito de agua del cementerio de la Purísima Concepción(62).

La difusión, por el número de anuncios publicados, parece que fue elevada. Incluso, se reciben telegramas de salutación de diarios argentinos, como es el caso de “El Eco de España”, editado en Rosario de Santa Fe(63). La publicación de la revista, supuso la incorporación de Requena a la Asociación de la Prensa en agosto de 1923(64), de la que llegó a formar parte de su Junta Directiva, como censor y secretario(65).

4.2 La prensa nacionalista andaluza

Dentro de su trayectoria como periodista, una línea especialmente significativa la compone sus trabajos vinculados con el nacionalismo andaluz. Aquí cabría distinguir entre las colaboraciones en la prensa andalucista y la revista que podríamos considerar de las más importantes de la historia del nacionalismo: “Vida Marroquí”.

clip_image001[13](61) A este dibujante, colaborador de “El Profeta” y “La Novela africana”, se le rendirá un homenaje el 18 de septiembre de 1924 con la asistencia de todos los redactores de “El Profeta”, y la presidencia de Fermín Requena. En el acto se destacó “los grandes méritos del homenajeado, así como su excesiva modestia, deseándole los nuevos y grandes triunfos a que se hace merecedor”. “En honor de Diego Mullor”, El Profeta, 21 de septiembre de 1924.

(62) El Profeta, 15 de abril de 1923.

(63) “El Profeta y la prensa americana”, El Profeta, 24 de junio de 1923.

(64) “La Asociación de la Prensa”, El Profeta, 2 de septiembre de 1923.

(65) “La nueva directiva de la Asociación de la prensa”, El Telegrama del Rif, 15 de enero de 1929.

Esa revista nace en 1926 y deja de publicarse diez años más tarde. Una publicación que se convierte en un medio de conocimiento mutuo entre las comunidades judías, musulmana y cristiana existentes en el Protectorado. En “Vida Marroquí” son muchos los artículos que tratan de descubrir y explicar al lector aspectos desconocidos de las distintas culturas presentes en el Norte de Marruecos. Historia, tradiciones, ritos, arte y poesía de las más importantes religiones monoteístas del mundo y presentes en Melilla, se dan cita en “Vida Marroquí”. Por ejemplo, se mantiene cada semana una página dedicada al “mundo israelita”, donde se explica desde qué es el sionismo, hasta los judíos en España. En otro artículo se hermanan las torres de la Hassán, la Kutubía y la Giralda (66).

En segundo término, la revista es un medio de comunicación con la península y, especialmente, con Andalucía. Constantemente en sus páginas se dan a conocer poetas andaluces, se relatan historias relacionadas con localidades de Andalucía, se cuenta como fue la Feria de Abril sevillana de ese año, o se reproducen fotografías de monumentos significativos andaluces tales como Medina Azahara, la torre mudéjar del castillo de Aracena, localidad natal de Fermín Requena, su director. Pero los referentes no sólo son culturales, sino que también el semanario melillense relata los hechos sociales y políticos acontecidos en varias localidades andaluzas, especialmente Málaga y Sevilla.

“En España se desconoce a Melilla. Se ignora su situación, su florecimiento, el norte de sus ideales y el españolismo de sus habitantes, y por ello es preciso una mayor y más eficaz propaganda de acercamiento, de unión íntima, de compenetración espiritual para que la verdad resplandezca en todo su esplendor”(67).

Y, en tercer lugar, “Vida Marroquí” es también una herramienta para relacionar a los melillenses entre sí. Crear conciencia de comunidad. Como se escribe frecuentemente, una vez finalizada la cruenta y costosa guerra del Norte de África, consiguiéndose la estabilidad territorial, ahora comienza la labor civil a la que se presta “Vida Marroquí”. Hemos de tener en cuenta que la llegada de la Segunda República supone la llegada del “civilismo” en las intervenciones del Protectorado. Tampoco hemos de olvidar que en esta plaza se encontraban la “Plana Mayor del africanismo” o generales que tenían en común “sus experiencias en el teatro de la guerra colonial y por sus convicciones castrenses, incompatibles a ojos vista con las reformas militares, en particular, y con el curso de los acontecimientos históricos de la Península, en general”.Se trata de nombres tan conocidos durante la Guerra civil como Mola Vidal, Sanjurjo, Franco, Queipo de Llano y Goded. Semanalmente aparece una columna titulada “La semana social” que relata los hechos más significativos acaecidos en la ciudad.

La revista ve la luz por primera vez el 10 de enero de 1926, semanalmente hasta el 31 de julio de 1936. Un total de 491 números y doce páginas cada ejemplar. Sólo faltó a la cita

clip_image001[14](66) RAMIRO DE LA ESCOSURA, “Bajo tres torres hermanas. Lo que simbolizan la Hassán, la Kutubía y la Giralda”, Vida Marroquí, 11 de abril de 1926, p. 1.

(67) REQUENA DIAZ, F., “Después de los festejos”, Vida Marroquí, 28 de septiembre de 1930, p. 1.

de sus lectores la primera semana de enero de cada año, en la que se conmemora su aniversario, y la semana del Golpe de Estado del 18 de julio de 1936.

Sobre su tirada sólo conocemos los datos que nos proporciona la misma revista, según la cual ésta llegaba a Chile, Argentina, como a todo el Protectorado: “Vida Marroquí circula profusamente por Melilla, Zonas de Protectorado español y francés, Ceuta, Tánger, Andalucía y colonias españolas de África, y sus lectores y lectoras son personas distinguidas de poder adquisitivo” (68).

Es imposible entender esta revista sin la actuación de Fermín Requena Díaz y, en general, del grupo de andalucistas melillenses. Los continuos viajes que su director realiza a Sevilla y Aracena por motivos familiares le mantienen en contacto con Blas Infante y los andalucistas de la ciudad andaluza. “Vida Marroquí” nos deja entrever la actuación de un colectivo capitaneados por el africanista onubense dignos de merecer un pormenorizado estudio.

5. Reflexiones finales

Con sus contradicciones, con sus puntos oscuros en su biografía, característicos de todas aquellas personas que se implican, que tienen ideas y tratan de ser congruentes y llevarlas a la práctica, esta biografía aporta valiosos datos para la Educación Social y su Historia. Asistimos a la vida de un maestro que no se limitaba a ejercer como tal en una estructurada jornada laboral. Era un enseñante que tenía sus propio concepto acerca de la educación e intentaba explicarlo y, además, defenderlo. Los artículos publicados al respecto, así lo demuestran. No era una persona que permaneciera callada y sometido a los vaivenes de una administración educativa incipiente. Él saca a la luz sus pensamientos por medio de la prensa. Instrumentalizaba la prensa -tanto la que poseía como la restante- para dar a conocer sus argumentos. De ahí su faceta periodística. Por tanto, él nos aporta de primera mano lo que los maestros de primera mitad de siglo opinaban acerca de la enseñanza del momento. Más allá de análisis profundos procedentes de los ámbitos universitarios, Requena es un ejemplo de cómo ya los maestros podían divulgar su situación laboral. Cómo con pocas palabras y, a la vez, sencillas -tal como se exige desde un periódico o revista- era capaz de ofrecernos otro punto de vista. Ese es un valor de esta biografía. Proporcionarnos los datos de un maestro bien apegado a la realidad, a la práctica.

Pero ¿cuál era el concepto de educación para Fermín Requena? Sin duda, haber trabajado como maestro durante treinta años entre Algeciras y Melilla, le hizo observar, con muchos años de antelación, la vinculación de los pueblos árabes y andaluces que con el tiempo habría de ser aún mucho más estrecha. De Marruecos a Andalucía y viceversa, fue un viaje que realizó Fermín en innumerables ocasiones. Esas horas dedicadas a la observación y a pensar durante ese largo recorrido, influyeron en gran medida en su forma de contemplar la educación. Sus lecturas, su formación hicieron el resto. Al creer que la enseñanza podría ser el vínculo, el medio para conocer culturas tan cercanas y lejanas a la vez, para ponerse en el

clip_image002[2]

68 Vida Marroquí, 30 de noviembre de 1930, p. 8.

lugar del otro, nos colocamos con esta biografía ante un precedente histórico de la educación intercultural.

En efecto, su experiencia vital le hizo entender la educación como una herramienta utilísima para comenzar a lanzar relaciones entre tres culturas -la cristiana, la musulmana y la judía- condenadas a entenderse simplemente porque convivían en un mismo lugar: el Protectorado. Sus propuestas educativas iban dirigidas en ese sentido: las escuelas hispano- árabes, la medarsa, la necesaria construcción de escuelas en los barrios más necesitados…. El momento histórico que le tocó vivir se lo exigía. Son los años inmediatamente posteriores a la definitiva pacificación del Protectorado llevada a cabo por la Dictadura de Primo de Rivera. Es decir, tras los años de conquista militar, vienen los años de construcción de escuelas. Con las escuelas se acaban con las heridas abiertas con la guerra. Era la enseñanza, y más concretamente la primaria, el camino más eficaz para conseguir una Melilla integrada.

Esta podríamos denominar que fue la base fundamental de todas sus actuaciones e ideas: educar para la integración cultural. A partir de este punto, podemos comenzar a entender buena parte de sus presencias y ausencias.

Requena fue historiador no sólo por afición sino también por sus ideas. Sin formación histórica universitaria previa, se lanzó a la edición y publicación de historias locales. Historias de los sitios por donde pasaba o estaba estrechamente relacionado: Huelva, Aracena, Higuera de la Sierra, Algeciras, Marruecos, Antequera… fueron los escenarios de esas obras. De todos los momentos históricos, se convierte en especialista de los años de presencia musulmana en Andalucía. Y no por casualidad. Entendemos que Requena, como hemos descubierto a través de sus escritos, contempla esos siglos como décadas de tolerancia y respeto a la diversidad cultural y religiosa. Incluso ese énfasis, en algunas obras, le lleva a realizar análisis que consideramos poco rigurosos, ensalzando ese periodo sobre cualquier otro de nuestra Historia.

Con estos datos y con esa forma de interpretar la Historia, la está utilizando para su objetivo fundamental: educar para la tolerancia y el respeto cultural mutuo. Descubre un precedente histórico cercano en el espacio y no muy lejano en el tiempo, y a través de sus escritos y libros se los presenta a los cristianos, musulmanes y judíos de su momento para mostrarles cómo es posible la tarea civilizadora. Resumiendo sus palabras, tras la conquista militar, es hora ya de construir un nuevo Al-Andalus en el Protectorado.

Cronológicamente, descubrimos dos Fermín Requena: el de antes y después de la guerra civil. El de antes era vital, implicado en la vida de su país, participativo e inquieto, a veces censurado en sus artículos. Preocupado por la vida en los pueblos, por su riqueza y exultante. Con sus veleidades políticas y sus contradicciones ideológicas que le lleva a apoyar a Primo de Rivera y luego defender la República, desde posiciones próximas al republicanismo confederal.

Un Fermín Requena implicado en la política pero que no se considera partidario del sistema corrupto de partidos de primeros de siglo. Demócrata que respalda la llegada de la

República, luego le decepciona que en los pueblos siga imperando el caciquismo. Valores como libertad, democracia y progreso serán los que defienda en su vida.

Luego llegó el trasladado forzoso a una escuela algecireña que forja un nuevo Fermín Requena más moderado y más cauto. Con Requena conseguimos anotar un nombre más en el ya largo listado de personas que sufrieron el denominado “exilio interior” de los maestros. Un castigo a veces tan duro como el sufrido por los que fueron expulsados.

 

Manuel Hijano del Río Dpto. de Teoría e Historia de la Educación Universidad de Málaga

HISPANIA NOVA

Revista de Historia Contemporánea

http://hispanianova.rediris.es/5/articulos/5a001.htm

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