En el año 1932 se fundó el casino de Segangan que estaba ubicado en la calle principal. Muy por encima del estanco de Ayala y en la última manzana a la salida por la carretera de Uixan. El Casino lo fundaron mi padre Gabriel García Gómez y otros cuyos nombre se han perdido en mi memoria. .El Casino estaba provisto de un salón muy grande, visto desde mi niñez, con cuatro globos también enormes, y potentes bombillas donadas por mi padre además de la instalación eléctrica. También habían unas mesas y sillas y un pequeño mostrador donde se servían las bebidas. La mía preferida era la gaseosa "infante", elaborada en villa Nador.
La apertura del casino se limitaba a los sábados y domingos desde las diez de la noche, hasta las tres o cuatro de la madrugada. Se celebraban los carnavales, Nochevieja y demás eventos del pueblo. Regados con confetis y serpentinas. Para amenizar las veladas había una "orquesta" compuesta por los músicos…lima con su acordeón, mi primo Juan Ramírez Quesada, con su guitarra, un laúd o bandurria que no recuerdo quien la tocaba y Eugenio con una batería de la época. El ensordecedor ruido de esta "murga" debían de parecer a los asistentes algo muy preciado, porque algunas parejas (hombres con mujeres y también mujeres con mujeres, al estilo de la época) hasta bailaban y no saltaban a los acordes de las notas estridentes, resaltando el chimpón, chimpón de la batería, que era inalterable en todas las piezas que tocaban .En el descanso la orquesta era sustituida por un gramófono. El del logotipo del perro, es decir, "la voz de su amo". Con un altavoz parecido a una campana invertida, bafle de la época, con discos de no se que material , creo que de pizarra, que de caerse en un pie, tenias que recurrir al dispensario en busca de Pedro Pérez, el practicante, hecho que no tuvo en cuenta Thomas Edison cuando patento el invento. Los discos consistían en tangos de Carlos Gardel, y otros menos argentinos y mas nacionales, que ensordecían los oídos y que hoy con el recuerdo me resultan entrañables. Para la asistencia a las veladas, a mi hermana María Luisa ,"maqui", mi prima Anita Ramírez Quesada y al que escribe, nos vestían con las mejores galas de los domingos y mi madre Gertrudis Ramírez Rosado, con la cara empolvada de blanco, moda de la época y su abrigo de astracán o caracolillo, junto a mi padre Gabriel García Gómez, nos encaminábamos calle arriba para disfrutar de la velada.
Los asistentes se reunían en grupo, los hombres y mujeres aparte, como norma del país que habitábamos. El casino se cerró no recuerdo muy bien, si antes, o cuando se inicio la guerra civil española en el año 1936.
Este relato me produce una sentida nostalgia por las horas felices que pasamos en el casino de Segangan.
Alberto García ( El Alumbrado
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